Vamos a hacer un viaje pa'onde Pascual Fernández, donde se toma el trago en jarro grande. Jarro grande, de vidrio, de vidrio firme, vino tinto por dentro por juera, mimbre. Mimbre en la damajuana, comía al lote, p'a chuparse los deos y los bigotes. Y los bigotes, sí, va la que sigue, el que no tiene pelo se los consigue. Se los consigue, sí, yo los invito a conocer la casa de Pascualito. En llegando a la entrá, justo en la puerta, t'a de campanillera una vieja tuerta. Viejuja tuerta, sí, y al otro lao un curao en el suelo too mojao. Too mojao, sí, dándose güelta, asoman los pañuelos se armó la cueca. Se armó la cueca, sí, 'tan zapatiando y una vieja guatona 'ta gorgoriando. 'ta gorgoriando, sí, Dios me daría, tráigame otra garrafa Doña María. Un viejo me gritaba, ¡hecho cochecho!, No hay hombre que no tenga pelo en el pecho. Pelo en el pecho, sí, yo uso peluca, ya volví locas a cinco viejas pitucas. Viejas pitucas, sí, ¡qué maravilla! como p'a revolcarse, manta'e castilla. Manta'e castilla, sí, dijo el herrero, ¿Y estos cachos tan grandes de a'onde salieron? De a'onde salieron, sí, dijo mi primo, hagámoslos un aro, después seguimos. Aro, aro. Ánima que andai penando, por detrás del cementerio, comiendo ciruelas verdes, capaz que te dé lipiria.
Como a las dos y cuarto sigue la fiesta y hasta me está gustando la vieja tuerta. La vieja tuerta, sí, cuánto lo siento, ciento cincuenta pesos, casi doscientos. Casi doscientos, sí, creí encontrarme, tomando, como loco, hasta empiparme. Hasta empiparme, sí, salió la luna, voy a cambiarle el agua a las aceitunas. Recién, allá en el baño, 'taba Don Meza, con veinticinco gramos… de sal inglesa. De sal inglesa, sí, toque toquín, vengo too empolvao como berlín. Cómo berlín, ay sí, si va entendiendo, vaya p'al baño altiro que están vendiendo. Que están vendiendo, sí, donde Pascual, aunque no agarrís naca, pagai igual. Pagai igual, ay sí, a disculpare, voy a pegarme otro aro p'a refrescarme. Aro, aro. Una vieja puesta de espaldas y un viejo puesto al revés. ¿Qué es lo que estarán haciendo que mueven tanto los pies? Cuando uno canta cueca sin miramiento, es por tomarse un trago y estar contento. Y estar contentos, sí, aunque haya finas que llamen a mis cuecas "cuecas cochinas". Cuecas cochinas, sí, peras con higos, medio a medio 'e la guata tengo el ombligo. Tengo el ombligo, sí, para callao, yo prefiero decirlo a grito pelao. Grito pelao, sí, nada me asusta, y a los que me critican tamién les gusta. Chitas que estoy curao, ¡caramba! 'toy condenao.