Bárbara es del viento y yo nunca la tendré; si la quiere traer una brisa de mar, abriré de par en par mi cuerpo. En mis velas sabe confundir la calma y la tempestad. Con un lazo suave pero al fin y al cabo atándome. Bárbara del campo trae la arcilla de su piel, y del río me da las palabras que van adornándonos de primavera. Como un vino suave enredando apenas la razón,
Con un lazo suave pero al fin y al cabo atándome. Y me tiene eternamente aquí entre el agua y el huracán. Entre tierra y llamas seguiré porque ella es el mejor lugar. Bárbara es del fuego, es del mago de la luz; a su isla llevé mis cenizas y no hay regreso, ya quemé mis naves. Como un vino suave enredando apenas la razón, Con un lazo suave pero al fin y al cabo atándome.