Sí, la fiesta terminó, ¿o ni siquiera comenzó? Habrá que ver las huellas. Esterilizantes con alcohol, practicantes de una rara religión como una monja bella, a ver qué dice ella. María de las Nieves se encerró en mi habitación, tiene los pies fríos y un puñal siniestro sobre el camisón. María de las Nieves, se me rompe el corazón. La casa sucia permanece a oscuras, la mano negra está en un mar de dudas, baraja las tarjetas, la mano tiene jeta. Hay luces de portales de Belén,
hay quien intenta que lo pase bien, hay dos mil pesetas, apenas se ve dentro la cara de un poeta. María de las Nieves se encerró en mi habitación, tiene los pies fríos y me da la sensación de que ha perdido la noción del tiempo y el sentido del tacto y el oído María de las Nieves se encerró en mi habitación, ¿por qué estará tan quieta? Los demás se han ido y en mi dedo anular hay un aro de metal, oigo cerca el llanto de un chiquillo, ¡ah...! Los demás se han ido.