Yo he visto caer a un hombre en el morral de la infamia, vi también cómo se salva a fuerza de golpe y golpe. He visto morir amores cuando mejor florecían, por poca filosofía o muchos, muchos temores. He visto caer a un hombre herido por la bebida, vi también cómo crecía sin porvenir y sin nombre. He visto como se esconde el amigo a criticar lo que debiera adorar con la faz y sin traiciones. ¡Ay! la mala gente, ¡ay! la gente mala mira que me empeño en quererles, y nada. ¡Ay! la mala gente, ¡ay! la gente mala mira que me empeño en comprenderles, y nada. Yo he visto como la envidia hecha un taladro, penetra y baila al son de una fiesta con el odio en compañía. A quien empuja su vida con la mejor buena fe
y la rinde ante la red de la podrida semilla. Al que ha querido ser hombre y no ha llegado a su altura, al que ha quedado en la duda, al que no hay bien que perdone. Quien cree que tiene su nombre un digno sitio en la historia, pero no llega su gloria ni pa' adornarla con flores. Yo he visto como, en la sombra, el odio cuida a su cría y lanza una cacería pa' destruir lo que estorbe. Es que el odio tiene dotes que no he podido entender, pues tiene más brío quien tiene fuertes frustraciones. Yo he sentido en tantas noches la burla, la hipocresía y unos ojos que aun me miran queriendo arrancarme el broche. El broche que da la vida a quien le paga con bien y que no merece quien le cuesta caro a la vida!