Ese hombre que entra al bar, sin sombra que le ladre, ese que pisa y pasa sin rostro y sin señales. Pide su trago sólo, de espaldas a la calle, bebe su trago sólo, inmóvil, devorándose.
Paga, piensa otro trago sin gastar ni una frase y luego se va sólo, hacia la noche y nadie. Ese tipo va herido, ese tipo va herido, y la muerte lo sabe.