Como cada noche merecida hay luna, pobre luz radiante y yo, tan elegante, sembraré la duda sí, hijo de la suerte, una mala aventura, pero dirigente como la luna. Que según la noche, eminente o dura, se nos muestra intensa, luminosa, cerca, pálida o confusa, excitante y nueva para la locura o sin expectativa como la luna. Como la luna compartí el chispazo del menor espacio que se me procura como la luna, insistentemente, como que parece no agotarse nunca. Como la luna, por más que la escondan
por más que la nieguen volverá segura. Necia equilibrista que quedó flotando desde las alturas. Como cada noche, desde su tribuna, tan cocida al cielo que asemeja un velo de encantada pluma venga la marea, cambia la fortuna, volverá de nuevo con el aparejo de blanquear la espuma. Como cada noche, libre o taciturna, mi pasión respalda los caros escollos de las amarguras y de las tristezas y las aventuras o de la belleza como la luna.