Alicia Méndez - Twice Upon a Time lyrics

Published

0 61 0

Alicia Méndez - Twice Upon a Time lyrics

- No quiero verte. Vete. - No estoy aquí, soy sólo un sueño. - Quiero despertarme, ni verte ni hablarte más. - Bueno, entonces mañana dejarás de hablarme y te extrañaré. Pero esto es un sueño, no puedes elegir. Ana desvía la mirada hacia el mueblecito del televisor. Maldita sea, anda apagada ahora. Antes ponían el concurso ese, como sea que se llame, y aparecía multitud de gente tensa esperando que un fajo de billetes le lloviera del techo. Podría haberse concentrado en otra cosa y dejar de pensar en soñar. No tenía sueño y eso era real. No hay totéms para comprobarlo, pero estoy segura de que esto es real. Y si fuera un sueño, daría igual porque igual sería válido para mi. Óscar se movió, incómodo. tenía la mano sobre el respaldo del sofá y dió la vuelta para sentarse junto a ella, apartándola suavemente. - No se elige lo que se sueña. - Puedo; cerraré los ojos y cuando despierte no estarás. No eres un dinosaurio para permanecer aquí - ¿Ves? Sigo aquí, no me marcharé. - No, no estás. Ya hay otro. - No, nena. Esto sucede fuera del sueño. Está congelada, con los ojos apretados. Si pudiera, se los arrancaría para no tener que verlo. Otra vez no. Esto ya está escrito y alguien lo ha leído miles de veces antes. Podría estar sentada en el borde de las escaleras con la puerta del ascensor abierta pitando, esperando a que te vayas o en la calle, en una esquina mirando, incrédula, la boca de metro por la que acabas de desaparecer. Que te marches ya ha sucedido miles de veces. Que mientas, también. Que se combinen es lo químicamente aceptable. Óscar decide hablar mientras comienza a acariciarla: - Hubo un sueño que no existió. Sólo quedo yo, aquí. - Cuando abrá los ojos ya no vas a estar Ana cierra los ojos más fuerte aún. Tiene lívida la cara y las manos están rojas de la presión. Está tensa mientras nota como Óscar se acerca para besarla. La sangre se le agolpa en la boca, toda deseando tocarlo. Cuando el beso se alarga, abre los ojos intentando sacarlo de encima. No, no. Otra vez no. Ahora recuerdo cómo seguía el sueño, que se me escapa al control. No tengo ni dirección ni volante. Sólo ando porque me dices que lo haga. Te encanta sentir ese poder y ando jodidamente hastiada de ti. Le abraza sin malicia y ella comienza a llorar, ha comprendido que ya no tiene decisión sobre su destino. A la sonrisa de gato del chico, le responde que la deje. Que se busque a otra y la olvide. Déjame, le dice, déjame en paz porque llegará el día en que no será divertido. Deja de jugar. De joder. De estropearnos. Pero la sigue besando mientras que ella forcejea hasta que, con paciencia infinita, le sujeta la cara entre sus manos besándola hasta el tuétano. Y Ana no puede hacer otra cosa mas que llorar, deshacerse de dolor puro. Los besos, las caricias, el frío del aire. El pudor. Todo ello batido en un espacio tan corto de tiempo que no deja distinguir cuando empieza la pasión con la que ahora se mueven. Óscar ha entrado con los ojos clavados sobre Ana, como estaca en la tierra. Ella aparta la mirada, como si la ensoñación fuera su propio cuerpo. Él quiere que reaccione y cada vez es más violento; le muerde, le sangra. Pero ella ya no es de este mundo, pertenece a otra esfera de vidrio en la que el dolor sólo es un reflejo accidental. Entonces sucede, se re-enfoca y Ana decide llamar a la caballería para el contraataque. Puede que vaya a morirse mañana en la batalla y de seguro será por su culpa. No hay más que el momento presente. Memento mori, nena. El miedo y el deseo los asfixian hasta que sonríe de puro terror. - ¡Dime que me quieres! ¡Pero no mientas, dilo en serio! - Nena... si ya lo sabes. ¿No ves que no es lo que quieres? Cuando te diga, dejarás de desearlo - Me lo debes, me lo debes... Sigue repitiendo 'me lo debes' para si mientras se mueve, en trance. Óscar permanece en silencio, apagando todo aquello que debe ser escuchado. Se abrazan. Se besan la cara, los párpados, los labios. Se abrazan más fuerte. Ana está perdida con la cabeza dando vueltas, como el Sistema Solar. - Te odio (casi susurrando) - Y yo a ti bebe.